Feeling, Sentimiento, Sin categorizar
No estaba seguro de poder escribir al finalizar esta etapa. Durante estos últimos meses he dedicado mucho más tiempo de mi vida a recomponer mi mente que a esforzarme en buscar soluciones frugales.
Han ocurrido tantas cosas que no he tenido tiempo de sentarme frente al piano de las letras y poder interpretar algo que merezca la pena…algo que pueda seducir o que me seduzca.
Todos sentimos la necesidad de cerrar etapas, de establecer compartimentos estancos determinados por espacios de 365 o 366 días. Pero la realidad, y mira que me cuestiono la verdad absoluta de manera intensa, es que tenemos metido el código de bloques de tiempo : bajo la piel . Como cantaba Sinatra …I’ve got you under my skin…
…mientras mal escribo… la vuelvo a escuchar…como en otras tantas ocasiones…«La voz»…aún recuerdo su concierto en Madrid…septiembre del 86…escuchándolo por la radio…la radio.
Retomo el hilo. Cerrar puertas de pasiones, sensaciones, decepciones, frustraciones e infinitos -ones más, es un mecanismo mental de defensa, nos pone freno para evitar recordar el pasado y para poder entender el futuro…
Y ¿el presente?
Aproximándome a la tan temida edad de los 10 lustros, empiezo a darme cuenta qué he querido vivir demasiado deprisa e intensamente. No he saboreado con templanza y pasión muchos días de mi limitada existencia. Limitada porque cada uno de nosotros tenemos un corazón definido genéticamente para marcar un número exacto de latidos.
Cuando superas ese número exacto…pass away¡…Por todo ello, sigue acelerando tu corazón como si de un caballo desbocado se tratase. No es bueno, es rematadamente malo y lo sé. Y tú también.
Por eso ahora soy adicto al tiempo. Si existiese una adicción al tiempo, en mi caso, sería similar a los síntomas de la satiriasis. Cada vez necesito más tiempo. Pero solo para disfrutarlo segundo a segundo. Solo para comenzar cada día, sabiendo que el sol sale por el este y su luz existe, porque por mucho que los estratos cubran el cielo y no haya CAVOK, el – sol – está – ahí…y se pone por el oeste.
No existen compartimentos estancos, ni puertas que cerrar, ni ventanas que abrir. Existen acontecimientos que se agotan tras empezar y acontecimientos que empiezan tras agotarse otros. Debemos de aceptarlo.
Así que celebraré una noche con mi familia y mis amigos, los buenos, los que han estado siempre presentes en la realidad. No celebraré la esperanza de una nueva y cuantitativa etapa temporal. No lo necesito.
Persisto cada día en aprovechar mi temporalidad, cada vez más. Es una cuestión de personas. No he perdido el hilo de nuevo, te lo aseguro. Te relacionas con iguales e interactuas con ellos. Y he llegado a la conclusión de que solo hay unos pocos «hijos de puta«, no de meretrices, que son los que juegan con nuestro tiempo para «joder» nuestros intereses. Te achican el espacio al más puro estilo Menotti, para poder poner el pie del sometimiento en tu cuello. ¡No te dejes!
Estos últimos tiempos, puedo hablar de unos meses, he conocido personas muy interesantes que me han aportado muchas cosas y que tienen deseos de disfrutar el tiempo como yo. Y de las que ya conocía, muchas de ellas, casi todas, siguen el mismo criterio de disfrute. Distribución normal, se queda fuera el 5% de cada extremo, es decir: «Los hijos de puta«que impregnan tu piel de manera nociva.
Imagino segundo a segundo lo que día a día tiene que pasar, y ese imaginar es cada vez más y más claro. Empiezo a perder el miedo y eso me produce sensación de vértigo. Nunca me he caracterizado por mi temeridad, pero ahora lo tengo claro…»es hora de empezar a volar«. El Sr.García tiene toda la culpa. Gracias.
Y es hora de radio, definitivamente de sufrir adición radiofónica y persistir en la adicción. ¿A que sí ?, tocayo. El Sr. Palomares tienen toda la culpa. Gracias.