Policy, Política, Sin categorizar
Histéresis, Monarquía, República
Hacía años que no escuchaba la palabra histéresis y cierto es que aplicada a la física o la biología alcanza todo su sentido. Pero creo que no a toda su dimensión, la cual a mi entender es grande.
Extrapolaré y no interpolaré, pues el grado de incertidumbre es mayor y la ocasión de encontrar resultados fútiles es realmente propensa, por tal motivo, haré que histéresis sea encaminada a poner de manifiesto el estado de la persona – determina tú el tuyo a medida que lees – de la mejor forma que sea posible.
No podemos olvidar que venimos marcados por la historia que hemos vivido, por toda nuestra historia previa y que lo que acontece se manifiesta por el retraso del efecto sobre la causa que lo produce; aunque el estímulo esté en ausencia, permanece la propiedad.
Mi tendencia actual a cuestionarme todo, verbigracia la verdad absoluta, me juega malas pasadas. Cuando uno quiere transmitir ideas ha de ser muy claro. No siempre lo consigo.
Este fracaso me lleva a la reflexión, tratando de mantener mi cerebro en un movimiento giroscópico, fijando la horquilla del eje Z, para seguir en el rumbo adecuado.
Tarea ingrata, os lo seguro…pero me lleva a descobijar mi lencería y ser atrevido. Y buscar en mi interior cada vez me relaja más.
Disponer de una herencia y cargar con un legado que yo no he elegido y que me es impuesto me resulta, sin paliativos, anacrónico por no expresar mi repulsa más desmedida.
Dicho legado estimula el personalismo y acrecienta la sin razón de lo único, lo que no es negociable, lo que «o lo tomas o lo dejas«. Si no estás de acuerdo estás contra «mi«. Y te gritan: ¡ Estás fuera !
Ergo ¿Cómo se puede actuar sin legitimación? No voy a somatizar, nunca, este axioma de unos pocos, incluso aunque se haya alcanzado selectíva o electívamente por la oligarquía.
Sí, los griegos lo dejaron claro «μονος arkhein». Manda uno solo. La dialéctica está prohibida.
El miedo aparece, se asoma y penetra lentamente corroyendo el ego de cada cuál cuando cada cuál se encuentra ante el planteamiento de descubrir que:
Es decir, la publicidad de la cosa es de todos no de unos pocos. Los romanos lo dejaron claro también «res publica».
Ahora, tú tienes que determinar que es la cosa y decidir en que lado te sitúas. Si lees a Maquiavelo, en El Principe, te dirá que te posiciones donde quieras, pero que te posiciones.
Otros podrán decirte que lo mejor es compatibilizar una «monarquía republicana» o una «república monarquica«; yo, por lealtad a mis creencias, la ambigüedad me confunde…
No quiero pensar que tenemos un gradiente de histéresis desproporcionado, que está afectando a nuestra forma de vida, a nuestra sociedad. Pero…me temo que estoy profundamente equivocado y profundamente decepcionado.
«Sancho: No comas ajos ni cebollas , porque no saquen por el olor tu villanería. Anda despacio; habla con reposo; pero no de manera que parezca que te escuchas a ti mismo; que toda efectación es mala». Don Quijote de la Mancha. Miguel de Cervantes.
La Primera Ley de Newton es un axioma perfectamente empírico, no tiene dobleces por ningún lado y su entorno de aplicación es perfecto al ser humano y a sus actuaciones. Solo una fuerza nos saca de nuestro estado de reposo o movimiento. ¿Cuál es tu fuerza?
Pretender ser lo que no se es, ser un esnob – sine nobilitate – para abrir más brecha, ser pervertido en un pensamiento espurio, ser pusilánime por interés retorcido de poder… me resulta verdaderamente asqueroso.
Creer en la igualdad de la cosa misma es ser retorcídamente cándido o interesado. La inmensa mayoría disponemos de un ADN diferente, solo unos pocos comparten el mismo e incluso el 100% de los genes; pero hay variaciones genéticas que, en este caso, nos hacen ser únicos por nuestro aspecto, comportamiento y susceptibilidad a las enfermedades. En el mundo hay tanta huella dactilar (única) como seres humanos.
Todo lo que escribo es una opinión no la verdad absoluta la cuál, como he dicho, me planteo rutinariamente.
Solo tú como individuo puedes y tienes que sacar tus propias conclusiones. Tienes tu propia huella dactilar. Pero te lo aseguro, solo estarás preparado para ello cuando busques el conocimiento de la cosa.
Pretender influir es estéril y pretender el poder no me atrae…pero se trata de elegir, quizá lo menos malo o quizá lo más cercano a lo idóneo, por tal motivo extrapolo y me planteo mi elección haciéndome la siguiente pregunta: ¿Monarquía o República?.
Yo elijo República. Pardiez, permítamese sin acritud, la pregunta: Y ¿tú?